sábado, 13 de diciembre de 2008
¿Quieres seguir a Cristo?
¿Quieres seguir a Cristo?…
Iglesia Gloria de Dios, Peñalolén, Santiago
Pr. Marco Antonio Orellana G.
Domingo 14 de Diciembre de 2008
Texto base:
Luk 5:1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
Luk 5:2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
Luk 5:3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.
Luk 5:4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Luk 5:5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
Luk 5:6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
Luk 5:7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.
Luk 5:8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
Luk 5:9 Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,
Luk 5:10 y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
Luk 5:11 Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.
Quiero decirle hermano que Ud no se irá hoy como llegó porque la aventura más grande de su vida se aproxima, la cosa más grande que ha de hacer Dios en su vida comienza precisamente hoy, los días más especiales de su vida vienen, pero es mi obligación también contarle que esa aventura y esos tiempos no vienen sin un costo, que tal vez la bendición más grande de toda tu vida, la experiencia más especial de toda tu vida también será acompañada de un costo que viene, que ese tipo de bendición no es gratis y que nos va a costar.
Sí hermanos, yo le puedo afirmar que viene una gran bendición para su vida, que Dios tiene grandes planes para su vida. Él quiere hacer cosas grandes a través de Ud y de su vida, y hermanos, no le va a costar mucho, nos va a costar todo. Y hay un nombre para esa experiencia, se llama discipulado. Esta es la aventura de seguir a Cristo.
Hermano si Ud revisa su reina valera 60 va a encontrar que el título de este capítulo es “la pesca milagrosa”, pero sabe qué, puedo decirle en esta mañana que el milagro más grande que hace el Señor, que siempre ha hecho, que sigue haciendo es que un individuo, una persona decida seguir a Jesús y ser su discípulo. Yo creo que eso aún hoy es la cosa más grande que puede hacer el Señor. ¿Saben por qué? El Señor puede obligar que un demonio huya por el poder de su palabra. El Señor por el poder de su palabra hace que los ciegos vean, que los paralíticos caminen, que los muertos salgan de sus tumbas. Incluso el Señor a través del poder de su palabra puede cancelar las leyes de la naturaleza como hizo aquí y como veremos en este milagro de la pesca milagrosa. Pero el Señor no obliga a nadie a que lo siga, él ha decidido que nadie lo siga por obligación.
El que sigue a Cristo, el que hace la decisión de dejar, imagínese, dejar todo lo que conoce, todas sus costumbres, la manera en que lo criaron, lo que le da placer, la manera en que ve el mundo, para seguir al Señor, a lugares incluso misteriosos y desconocidos, imagínese lo grande que es eso. Si usted está aquí y ha hecho esa decisión de seguir a Cristo lo hizo porque usted quiso, porque el Señor lo llamó y usted obedeció la voz del Señor. Hay muchas, pero muchas personas que prefieren ser religiosos a ser verdaderos discípulos de Cristo, prefieren seguir a una u otra persona que seguir al Cristo verdadero, prefieren vivir una vida según la carne, aunque aparentemente “buena”, en vez de vivir en el Espíritu.
Vivir según el Espíritu y llevar una vida religiosa es muy distinto. ¿Y cómo podemos distinguir si llevamos una vida religiosa o una vida de un verdadero discípulo de Cristo?, la respuesta a esta pregunta tan compleja es muy simple y se responde con otra pregunta: ¿Quién sigue a quién?...
Ud puede vivir la vida poniendo a Jesús dentro de los marcos de su vida religiosa. Pero en la realidad el que está haciendo todas las decisiones en su vida, el que está programando su vida, el que determina qué haces, qué dices, cuándo lo haces, y por qué, eres simplemente tú. Tú estás viviendo tu vida, tu estás sentado en el trono de tu vida… Tu eres la persona que estás dirigiendo tu vida ¿y Cristo?, tu esperas que Cristo en tu jornada, en una jornada que tú mismo has programado, esperas que Cristo te siga a ti, si eres religioso. O sea, no es tan consistente que una persona religiosa diga, espero que Dios bendiga este esfuerzo, o espero que Dios nos acompañe o que Dios te bendiga o Dios te acompañe, porque en realidad eso es lo que hacemos. Cuando somos religiosos estamos diciendo que Jesús nos acompañe a nosotros, estamos esperando que él nos siga a nosotros, nos acompañe, nos bendiga en la jornada de la vida que nosotros mismos hemos programado.
En cambio, el discípulo sigue a Jesús. El discípulo ha hecho una decisión de dejar su vida en una entrega total para seguir a Cristo.
Ud me preguntará: ¿Y cómo entonces Pastor llega uno a este punto? ¿Cómo puedo entregarlo todo, incluso mi propia voluntad, para seguir a Cristo?. ¿Cómo se llega a esta decisión?
Mire como el Señor nos habla a través de su palabra y estaba allí!!!, la leí cientos de veces, pero siempre me pareció un relato hermoso acerca de la “pesca milagrosa”, pero es mucho más que eso: Es un retrato, es una grabación “perfecta” del proceso para seguir a Cristo. Podemos ver a un hombre y sus socios convertirse en discípulos de Cristo delante de nuestros propios ojos.
Y aquí surge nuevamente una pregunta ¿Cómo comienza para mi vida el discipulado?, y nuevamente la respuesta es simple: Comienza con un encuentro “Verdadero” con Jesús, y para Pedro, el evento que transformaría su vida aconteció a la orilla del lago Genesaret.
Luk 5:1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
Luk 5:2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
Luk 5:3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.
Hermanos, lo primero que queremos enfatizar es que uno puede conocer a Jesús, entre comillas, sin haber tenido un encuentro “verdadero” con él. Uno puede hasta oír a Jesús predicar, oír la palabra de Jesús sin haber tenido un encuentro con él. Uno puede aún, ver al Señor hacer cosas milagrosas y poderosas aún en su propia casa sin haber tenido un encuentro personal con Jesús. Y por lo menos en este punto de la vida de Pedro, ese es el caso precisamente.
Si vemos el Capítulo 4 de Lucas, versículo 38 algo acontece en la misma casa de Pedro.
Dice que “... entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre y le rogaron por ella, e inclinándose hacia ella reprendió a la fiebre y la fiebre le dejó, y levantándose ella al instante le servía....”
Esto aconteció ¿dónde? En la misma casa de Pedro, y no solo eso,
“...al ponerse el sol todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él, a Jesús y él poniendo manos sobre cada uno de ellos los sanaba. También salían demonios de muchos dando voces y diciendo, tu eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo...”
Hermanos, no sé Ud, pero mi impresión es que Pedro estuvo aquí, Simón Pedro estuvo aquí para ver, observar y ser un testigo presencial de todo esto. Todo se está llevando a cabo en la casa de Pedro. Ahora, hermanos, también si seguimos indagando en la vida de Pedro, podemos concluir que no era un hombre rico pero tampoco era un vagabundo. Él estaba viviendo el sueño de la clase media. ¿Qué sabemos de él? Si tenía suegra, entonces tenía esposa, tenía su hogar, y también sabemos que él tenía una casa, y no solamente cualquier casa, yo creo que por algo esto está aconteciendo en la casa de Pedro, esta es por lo menos una casa lo suficientemente grande para acomodar varias personas. Y encima de eso él tenía su negocio, él era un pescador, que era el comercio principal de esa región, y parece que le iba bien porque aparte de tener sus barcas y su negocio, ¿qué más tenía él? Socios. ¿Qué más quería?...
Y hermanos, este es el punto. Cuántas veces el Señor nos visita, está al lado nuestro, en las situaciones que suceden a nuestro alrededor, pero es tan difícil ver el poder de Dios y apreciarlo en medio de nuestra vida normal, común, corriente. Y Pedro, yo me imagino que Pedro le tenía gran respeto a Jesús. Él le abrió la casa a Jesús. Y hermanos, eso está bien, eso es un gran comienzo, uno puede abrirle la casa a Jesús sin abrirle el corazón. Uno puede reconocer, este es un gran rabí, sin reconocer que es el Hijo de Dios, el jefe de mi vida, mi Dios y mi Rey. Uno puede decir, ese es un gran hacedor de milagros, sin decir, él es mi Dios.
Y esta es la situación de Pedro en este punto. Jesús lo conocía, él conocía a Jesús, ellos se había cruzado, Jesús le tenía suficiente confianza para tomarle prestada su barca y pedirle ayuda, pero yo me imagino, hermanos, que si sacamos un retrato, si congelamos ese punto y le preguntamos en ese punto, en el momento en que Jesús se subió a la barca para usarla como un parlante para predicar a esa multitud, y si uno le preguntara a Pedro en ese momento, ¿este rabí que usted tiene sobre su barca, este hombre que tu estás ayudando, quién es él? ¿Le contestaría ese es mi Dios, ese es mi Rey, ese el que determina el curso de mi vida, ese es el que hace las decisiones por mí? Ves, yo creo que Pedro era un gran admirador de Jesús, creo que le tenía hasta cariño pero no era su discípulo… todavía no lo seguía.
¿Y saben lo que se necesitaba para romper este patrón y para hacer esa transición?
Una crisis. Sí, escuchó bien… Una crisis que lo hiciera “ver” a Jesús y ser un seguidor “verdadero”. Para ti y para mí un día sin peces talvez no sea una gran cosa, pero para Pedro esto es una catástrofe y sigue esta Escritura:
Luk 5:4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Ok, ¿qué está diciendo Jesús aquí? Hermanos, imagínense que usted es un electricista y digamos su tío le acompaña que no sabe de nada de electricidad y te aconseja cómo tirar el cable en una casa. O imagínese que usted es un mecánico y está haciendo un ajuste de motor a un automóvil y aparece un amigo, que a veces se confunde incluso dónde meter la bencina, y te aconseja mover tal o cual tornillo. Acaso no le dices, gracias amigo, pero quédate en el auto mejor que de allí me ayudas mucho mejor. Imagínese.
Pedro se supone era el experto en la pesca ¿verdad? Y aquí, hermanos, tenemos una lucha y la lucha se llama el maestro del lago. ¿quién es el maestro del lago aquí? Ahora, se supone que Pedro siendo un pescador comerciante conoce este lago como la palma de su mano. Toda su vida ha estado pescando en el mismo lugar, puede ser que aún el padre de Pedro pescaba en este lago. Sabemos, por ejemplo, que el padre de Juan y Jacobo pescaba en este lago porque él estaba con ellos en este día. Puede ser que estas barcas eran una herencia que el abuelo de Pedro le pasó al padre, el padre a Pedro y el mismo lago, ellos pescaban en este lago todas sus vidas. Nosotros vemos agua y un paisaje, ellos ven su vida. Y la cosa es esta, es muy preciso el arte de pescar, deben programar el viento, la marea, las corrientes, las estaciones de la luna, todo esto ellos lo tienen en cuenta para decidir dónde echar las redes. Y aún así fracasan, aún así tienen días como Pedro.
Dice aquí, Luk 5:5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
Y hermanos, ¿saben qué? Tal vez tu estás aquí en un línea muy delgada diciendo: Amo al Señor pero yo sé que él me está llamando a algo más grande. No sé, pero yo sé que me espera algo más, yo siento el espíritu de Dios tirándome misteriosamente a conocer más a este Jesús y abandonarme en su perfecta voluntad. Pero algo me ata, y ¿sabes qué? El cruzar esa línea es más fácil de lo que piensas.
Es la cosa más fácil que puedes hacer y a la vez la cosa más poderosa. En este caso fue así. Jesús le dice a Pedro, ¿sabes qué? Tu has estado pescando toda esta noche, has usado tus mejores intenciones, has usado toda tu experiencia, tu has hecho todo lo que tu puedes y qué has logrado? Nada. Ahora, hazme caso. Aunque no tenga sentido lo que te estoy diciendo, aunque no es consistente con todo lo que tu conoces, con toda tu experiencia, con todo lo que tu has vivido, no tiene sentido esto, obedéceme. Ponme a prueba.
Y ¿saben qué? Pedro se tuvo que dar cuenta de algo. En este momento por más experiencia que él tenía él no era el rey del lago, él no controlaba el lago. La vida de Pedro, su bienestar dependía de los caprichos de los peces y el ritmo de este lago. Si el lago decidía, él comía y su familia comía, si el lago decidía, si su experiencia lo comprobaba, su socios recibían el sueldo del día.
Hermanos, cada uno de nosotros sin Cristo estamos expuestos a poderes que controlan nuestras vidas. En otras palabras, hermanos, el hecho de que Ud controle su vida, que yo controle mi vida, es una ilusión. Nadie aquí tiene el control, últimamente nosotros no tenemos el control. Al final el Señor nos muestra que nuestras vidas son algo frágiles: Tenemos cuerpos que se enferman, seres queridos que se mueren, tenemos negocios que dependen de los cambios de la economía, revisamos la bolsa de valores para ver como va la economía y cómo nos afecta… ¿Puede Ud controlar la economía?, cierto que no, pero sí tiene el control sobre Ud ¿Porqué?!!!!...
Nuestros matrimonios son frágiles. Nuestras relaciones son cosas frágiles y de vez en cuando el Señor permite que pasemos por una crisis. Y hermanos, no estoy celebrando la crisis en su vida, todo lo contrario, yo estoy diciendo esto: el que nosotros nos demos cuenta que no tenemos control, que nosotros nos demos cuenta que hay algo que ha acontecido en nuestra vida que tal vez no lo hemos pedido, o lo hemos tratado de evitar con todo lo que sabemos, con toda nuestra experiencia, con nuestras mejores intenciones, y aún así nuestra vida ha sido torcida por algo que de momento ha tomado control de tu realidad y por un momento tu estás dispuesto a hacerle caso a Jesús y tal vez obedecer las locuras que el Señor te pide. Él te dice: ¡¡¡¡Ahora confía en mí!!!, nada más que en mí y solamente en mí…
El Señor te dice “Ahora entrégame tu vida. Ahora permíteme intervenir en tu vida”. Y eso es lo que quiere Dios contigo. Y Pedro sin nada que perder le dice, Señor, sabe, esto es contrario a todo lo que yo sé, todo lo que yo conozco, toda mi experiencia, yo conozco este lago como la palma de mi mano, pero si tu lo dices. Tal vez lo hizo para complacer a Jesús. Tal vez lo hizo con sus dudas, pero lo hizo, lo hizo.
Y hermanos, al fin y al cabo esa es la fe. Toda la fe es así. El tomar al Señor, a su Palabra y hacerle caso aún cuando no tiene sentido, hacerle caso aún cuando es una locura, cuando uno confronta la Palabra de Dios lo mide contra su vida y dice, esto no concuerda con esto en el nombre de Jesús echaré la red, en el nombre de Jesús lo voy a probar.
Y entonces,
“.... y habiendo hecho esto encerraron gran cantidad de peces y ¿qué paso, mis hermanos? Su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca que viniesen a ayudarlos y dicen que tuvieron muchos que ayudarle con la pesca y viendo esto, Simón Pedro cayó de rodillas ante Jesús diciendo, apártate de mí Señor, porque soy hombre pecador, porque por la pesca que había hecho el temor se había apoderado de él y de todos los que estaban con él...”
¿Qué es lo que está aconteciendo aquí? Pedro había visto a Jesús sanar enfermos, y esto no lo llevó a sus rodillas. Pedro había visto a Jesús tal vez hacer que paralíticos se pongan de pie, esto no lo trajo a sus rodillas. Pedro había oído a Jesús predicar, esto no lo hizo caer en sus rodillas. Pedro había sido testigo de que Jesús echara fuera demonios, en su propia casa, sanando a su propia suegra, todavía no había caído de rodillas. Después de esta pesca Pedro cae de rodillas y dice, tu eres mi Señor. ¿Saben por qué? el Señor sabe la crisis que provocará que finalmente los puede hacer caer de rodillas, y eso es bueno, eso es bueno.
Y hermanos, no es que el Señor sea sádico y nos quiera afligir, pero ¿sabe lo que quiere hacer el Señor? él nos quiere llevar al punto en que digamos, Señor, yo me entrego a tu gracia. Tu eres el Señor y yo ni siquiera merezco estar delante de tu presencia. Señor, pido tu favor, pido tu intervención haz algo en mi vida. Una puerta abierta.
Y el Señor, ¿sabes lo que quiere el Señor contigo? ¿Por qué el Señor nos lleva a este punto? ¿Por qué es que el Señor nos lleva a tener situaciones que no podemos resolver sin él? ¿Por qué es que el Señor permite caos que no podemos confrontar sin él? ¿Sabes por qué? Porque él tiene un plan para tu vida mucho más allá de tu crisis. La agenda de Dios es poderosa, el Señor se acerca a Pedro y le dice:
“.. no temas, desde ahora serás pescador de hombres y cuando trajeron a la tierra las barcas, dejándolo todo le siguieron...”
Hermanos, tu que estás decidiendo, bueno, yo he oído la palabra de Dios pero yo sé que en el momento que yo venga al Señor algo va a cambiar. Sabe, no es que usted dude del poder de Dios, usted conoce y reconoce muy bien que Dios tiene el poder de cambiar su vida y eso es lo que tal vez usted teme. Usted teme lo que Dios puede hacer en su vida. Usted teme que Dios sea el jefe de su vida. Usted teme que el Señor haga las decisiones por ti. Usted teme perder la independencia. Tal vez usted teme porque no sabe lo que Dios va a hacer con usted, dónde Dios te va a llevar, qué es lo que tal vez tengas que dejar, qué es lo que tal vez tengas que sacrificar.
Si ese eres tu esta mañana, yo te puede garantizar que algo grande, mucho más grande que lo que has venido haciendo hasta hoy tiene Dios para ti, algo más grande que la vida normal tiene Dios para ti, algo más grande que la vida de la cual tu estás acostumbrado tiene Dios para ti. Dios te quiere hacer no meramente un pescador cualquiera, sino un pescador de hombres.
El mismo Pedro, el mismo carácter, el hombre tenía que tener un carácter para ser jefe de los hijos de Sebedeo, algo tenía que tener, algún liderazgo tenía él. Jesús vio todo eso en él y le dijo: “Sabes, si tu confías en mí yo puedo tomar tu vida, tu ADN, aún tus fracasos, aún las cosas de la cual tal vez ahora tu consideras una tragedia o un fracaso, yo puedo tomar esas cosas y a la luz de mi poder, magnificarlas mil veces y hacer algo glorioso a través de tu vida”.
No importa cuál sea tu profesión, oficio, trabajo o quehacer, el Señor quiere hacer de ti un verdadero “Seguidor”, ya no más un religioso que le pide al Señor lo que tú quieres que haga por ti, sino más bien un Discípulo que vive según el Espíritu bajo la voluntad del Señor, haciendo todo lo que él te manda que hagas…
Tal vez tu has estado pensando esto por mucho tiempo y Dios ha estado trabajando en tu vida por mucho tiempo. Tal vez no estarías aquí si algo grande, algún caos, alguna crisis se hubiese provocado en tu vida y yo te tengo noticias: Dios puede resolver eso en un momento porque él es el que tiene el control de tu vida. Saben me encanta que el Señor una y otra vez le muestra esto a Pedro, no solamente a través de la pesca, sino a través de varios sucesos, él Señor le dice Pedro no te olvides yo soy jefe de este mar. En medio de una tormenta hace callar al mar y el mar le obedece. ¿Quién es entonces el Jefe de este lago?
En otra ocasión el Señor toma un atajo y en vez de tomar el barco decide caminar sobre el lago. Pedro quiere probar… Ven Pedro, camina conmigo, le dice Jesús y Pedro obedece, pero su fe tambalea y comienza a hundirse, pero ahí está el jefe del mar nuevamente y lo toma de la mano para levantarlo…
Sabes, esa situación o problema que parece que te va a hundir, es nada más el Señor demostrándote, que al seguirlo con fe puedes caminar sobre la dificultad.
El Señor te dice en esta mañana: Yo soy el jefe de tu salud, yo soy el jefe de tu economía, yo soy el jefe de tu futuro, yo soy el jefe de tus sueños académicos, yo soy el jefe de tu matrimonio, yo soy el jefe de tu esposa, de tu esposo, yo soy el jefe de tus hijos. Yo soy el jefe. Yo soy el rey sobre todo y quiero gobernar tu vida.
Estas dispuesto a dejar la barca, estas dispuesto a dejar tu manera de pensar, estas dispuesto a dejar tu forma de seguir a Cristo y ser un verdadero seguidor.
¿Quieres seguir a Cristo?…
Iglesia Gloria de Dios, Peñalolén, Santiago
Pr. Marco Antonio Orellana G.
Domingo 14 de Diciembre de 2008
Iglesia Gloria de Dios, Peñalolén, Santiago
Pr. Marco Antonio Orellana G.
Domingo 14 de Diciembre de 2008
Texto base:
Luk 5:1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
Luk 5:2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
Luk 5:3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.
Luk 5:4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Luk 5:5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
Luk 5:6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
Luk 5:7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.
Luk 5:8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
Luk 5:9 Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,
Luk 5:10 y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
Luk 5:11 Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.
Quiero decirle hermano que Ud no se irá hoy como llegó porque la aventura más grande de su vida se aproxima, la cosa más grande que ha de hacer Dios en su vida comienza precisamente hoy, los días más especiales de su vida vienen, pero es mi obligación también contarle que esa aventura y esos tiempos no vienen sin un costo, que tal vez la bendición más grande de toda tu vida, la experiencia más especial de toda tu vida también será acompañada de un costo que viene, que ese tipo de bendición no es gratis y que nos va a costar.
Sí hermanos, yo le puedo afirmar que viene una gran bendición para su vida, que Dios tiene grandes planes para su vida. Él quiere hacer cosas grandes a través de Ud y de su vida, y hermanos, no le va a costar mucho, nos va a costar todo. Y hay un nombre para esa experiencia, se llama discipulado. Esta es la aventura de seguir a Cristo.
Hermano si Ud revisa su reina valera 60 va a encontrar que el título de este capítulo es “la pesca milagrosa”, pero sabe qué, puedo decirle en esta mañana que el milagro más grande que hace el Señor, que siempre ha hecho, que sigue haciendo es que un individuo, una persona decida seguir a Jesús y ser su discípulo. Yo creo que eso aún hoy es la cosa más grande que puede hacer el Señor. ¿Saben por qué? El Señor puede obligar que un demonio huya por el poder de su palabra. El Señor por el poder de su palabra hace que los ciegos vean, que los paralíticos caminen, que los muertos salgan de sus tumbas. Incluso el Señor a través del poder de su palabra puede cancelar las leyes de la naturaleza como hizo aquí y como veremos en este milagro de la pesca milagrosa. Pero el Señor no obliga a nadie a que lo siga, él ha decidido que nadie lo siga por obligación.
El que sigue a Cristo, el que hace la decisión de dejar, imagínese, dejar todo lo que conoce, todas sus costumbres, la manera en que lo criaron, lo que le da placer, la manera en que ve el mundo, para seguir al Señor, a lugares incluso misteriosos y desconocidos, imagínese lo grande que es eso. Si usted está aquí y ha hecho esa decisión de seguir a Cristo lo hizo porque usted quiso, porque el Señor lo llamó y usted obedeció la voz del Señor. Hay muchas, pero muchas personas que prefieren ser religiosos a ser verdaderos discípulos de Cristo, prefieren seguir a una u otra persona que seguir al Cristo verdadero, prefieren vivir una vida según la carne, aunque aparentemente “buena”, en vez de vivir en el Espíritu.
Vivir según el Espíritu y llevar una vida religiosa es muy distinto. ¿Y cómo podemos distinguir si llevamos una vida religiosa o una vida de un verdadero discípulo de Cristo?, la respuesta a esta pregunta tan compleja es muy simple y se responde con otra pregunta: ¿Quién sigue a quién?...
Ud puede vivir la vida poniendo a Jesús dentro de los marcos de su vida religiosa. Pero en la realidad el que está haciendo todas las decisiones en su vida, el que está programando su vida, el que determina qué haces, qué dices, cuándo lo haces, y por qué, eres simplemente tú. Tú estás viviendo tu vida, tu estás sentado en el trono de tu vida… Tu eres la persona que estás dirigiendo tu vida ¿y Cristo?, tu esperas que Cristo en tu jornada, en una jornada que tú mismo has programado, esperas que Cristo te siga a ti, si eres religioso. O sea, no es tan consistente que una persona religiosa diga, espero que Dios bendiga este esfuerzo, o espero que Dios nos acompañe o que Dios te bendiga o Dios te acompañe, porque en realidad eso es lo que hacemos. Cuando somos religiosos estamos diciendo que Jesús nos acompañe a nosotros, estamos esperando que él nos siga a nosotros, nos acompañe, nos bendiga en la jornada de la vida que nosotros mismos hemos programado.
En cambio, el discípulo sigue a Jesús. El discípulo ha hecho una decisión de dejar su vida en una entrega total para seguir a Cristo.
Ud me preguntará: ¿Y cómo entonces Pastor llega uno a este punto? ¿Cómo puedo entregarlo todo, incluso mi propia voluntad, para seguir a Cristo?. ¿Cómo se llega a esta decisión?
Mire como el Señor nos habla a través de su palabra y estaba allí!!!, la leí cientos de veces, pero siempre me pareció un relato hermoso acerca de la “pesca milagrosa”, pero es mucho más que eso: Es un retrato, es una grabación “perfecta” del proceso para seguir a Cristo. Podemos ver a un hombre y sus socios convertirse en discípulos de Cristo delante de nuestros propios ojos.
Y aquí surge nuevamente una pregunta ¿Cómo comienza para mi vida el discipulado?, y nuevamente la respuesta es simple: Comienza con un encuentro “Verdadero” con Jesús, y para Pedro, el evento que transformaría su vida aconteció a la orilla del lago Genesaret.
Luk 5:1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
Luk 5:2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
Luk 5:3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.
Hermanos, lo primero que queremos enfatizar es que uno puede conocer a Jesús, entre comillas, sin haber tenido un encuentro “verdadero” con él. Uno puede hasta oír a Jesús predicar, oír la palabra de Jesús sin haber tenido un encuentro con él. Uno puede aún, ver al Señor hacer cosas milagrosas y poderosas aún en su propia casa sin haber tenido un encuentro personal con Jesús. Y por lo menos en este punto de la vida de Pedro, ese es el caso precisamente.
Si vemos el Capítulo 4 de Lucas, versículo 38 algo acontece en la misma casa de Pedro.
Dice que “... entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre y le rogaron por ella, e inclinándose hacia ella reprendió a la fiebre y la fiebre le dejó, y levantándose ella al instante le servía....”
Esto aconteció ¿dónde? En la misma casa de Pedro, y no solo eso,
“...al ponerse el sol todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él, a Jesús y él poniendo manos sobre cada uno de ellos los sanaba. También salían demonios de muchos dando voces y diciendo, tu eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo...”
Hermanos, no sé Ud, pero mi impresión es que Pedro estuvo aquí, Simón Pedro estuvo aquí para ver, observar y ser un testigo presencial de todo esto. Todo se está llevando a cabo en la casa de Pedro. Ahora, hermanos, también si seguimos indagando en la vida de Pedro, podemos concluir que no era un hombre rico pero tampoco era un vagabundo. Él estaba viviendo el sueño de la clase media. ¿Qué sabemos de él? Si tenía suegra, entonces tenía esposa, tenía su hogar, y también sabemos que él tenía una casa, y no solamente cualquier casa, yo creo que por algo esto está aconteciendo en la casa de Pedro, esta es por lo menos una casa lo suficientemente grande para acomodar varias personas. Y encima de eso él tenía su negocio, él era un pescador, que era el comercio principal de esa región, y parece que le iba bien porque aparte de tener sus barcas y su negocio, ¿qué más tenía él? Socios. ¿Qué más quería?...
Y hermanos, este es el punto. Cuántas veces el Señor nos visita, está al lado nuestro, en las situaciones que suceden a nuestro alrededor, pero es tan difícil ver el poder de Dios y apreciarlo en medio de nuestra vida normal, común, corriente. Y Pedro, yo me imagino que Pedro le tenía gran respeto a Jesús. Él le abrió la casa a Jesús. Y hermanos, eso está bien, eso es un gran comienzo, uno puede abrirle la casa a Jesús sin abrirle el corazón. Uno puede reconocer, este es un gran rabí, sin reconocer que es el Hijo de Dios, el jefe de mi vida, mi Dios y mi Rey. Uno puede decir, ese es un gran hacedor de milagros, sin decir, él es mi Dios.
Y esta es la situación de Pedro en este punto. Jesús lo conocía, él conocía a Jesús, ellos se había cruzado, Jesús le tenía suficiente confianza para tomarle prestada su barca y pedirle ayuda, pero yo me imagino, hermanos, que si sacamos un retrato, si congelamos ese punto y le preguntamos en ese punto, en el momento en que Jesús se subió a la barca para usarla como un parlante para predicar a esa multitud, y si uno le preguntara a Pedro en ese momento, ¿este rabí que usted tiene sobre su barca, este hombre que tu estás ayudando, quién es él? ¿Le contestaría ese es mi Dios, ese es mi Rey, ese el que determina el curso de mi vida, ese es el que hace las decisiones por mí? Ves, yo creo que Pedro era un gran admirador de Jesús, creo que le tenía hasta cariño pero no era su discípulo… todavía no lo seguía.
¿Y saben lo que se necesitaba para romper este patrón y para hacer esa transición?
Una crisis. Sí, escuchó bien… Una crisis que lo hiciera “ver” a Jesús y ser un seguidor “verdadero”. Para ti y para mí un día sin peces talvez no sea una gran cosa, pero para Pedro esto es una catástrofe y sigue esta Escritura:
Luk 5:4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Ok, ¿qué está diciendo Jesús aquí? Hermanos, imagínense que usted es un electricista y digamos su tío le acompaña que no sabe de nada de electricidad y te aconseja cómo tirar el cable en una casa. O imagínese que usted es un mecánico y está haciendo un ajuste de motor a un automóvil y aparece un amigo, que a veces se confunde incluso dónde meter la bencina, y te aconseja mover tal o cual tornillo. Acaso no le dices, gracias amigo, pero quédate en el auto mejor que de allí me ayudas mucho mejor. Imagínese.
Pedro se supone era el experto en la pesca ¿verdad? Y aquí, hermanos, tenemos una lucha y la lucha se llama el maestro del lago. ¿quién es el maestro del lago aquí? Ahora, se supone que Pedro siendo un pescador comerciante conoce este lago como la palma de su mano. Toda su vida ha estado pescando en el mismo lugar, puede ser que aún el padre de Pedro pescaba en este lago. Sabemos, por ejemplo, que el padre de Juan y Jacobo pescaba en este lago porque él estaba con ellos en este día. Puede ser que estas barcas eran una herencia que el abuelo de Pedro le pasó al padre, el padre a Pedro y el mismo lago, ellos pescaban en este lago todas sus vidas. Nosotros vemos agua y un paisaje, ellos ven su vida. Y la cosa es esta, es muy preciso el arte de pescar, deben programar el viento, la marea, las corrientes, las estaciones de la luna, todo esto ellos lo tienen en cuenta para decidir dónde echar las redes. Y aún así fracasan, aún así tienen días como Pedro.
Dice aquí, Luk 5:5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
Y hermanos, ¿saben qué? Tal vez tu estás aquí en un línea muy delgada diciendo: Amo al Señor pero yo sé que él me está llamando a algo más grande. No sé, pero yo sé que me espera algo más, yo siento el espíritu de Dios tirándome misteriosamente a conocer más a este Jesús y abandonarme en su perfecta voluntad. Pero algo me ata, y ¿sabes qué? El cruzar esa línea es más fácil de lo que piensas.
Es la cosa más fácil que puedes hacer y a la vez la cosa más poderosa. En este caso fue así. Jesús le dice a Pedro, ¿sabes qué? Tu has estado pescando toda esta noche, has usado tus mejores intenciones, has usado toda tu experiencia, tu has hecho todo lo que tu puedes y qué has logrado? Nada. Ahora, hazme caso. Aunque no tenga sentido lo que te estoy diciendo, aunque no es consistente con todo lo que tu conoces, con toda tu experiencia, con todo lo que tu has vivido, no tiene sentido esto, obedéceme. Ponme a prueba.
Y ¿saben qué? Pedro se tuvo que dar cuenta de algo. En este momento por más experiencia que él tenía él no era el rey del lago, él no controlaba el lago. La vida de Pedro, su bienestar dependía de los caprichos de los peces y el ritmo de este lago. Si el lago decidía, él comía y su familia comía, si el lago decidía, si su experiencia lo comprobaba, su socios recibían el sueldo del día.
Hermanos, cada uno de nosotros sin Cristo estamos expuestos a poderes que controlan nuestras vidas. En otras palabras, hermanos, el hecho de que Ud controle su vida, que yo controle mi vida, es una ilusión. Nadie aquí tiene el control, últimamente nosotros no tenemos el control. Al final el Señor nos muestra que nuestras vidas son algo frágiles: Tenemos cuerpos que se enferman, seres queridos que se mueren, tenemos negocios que dependen de los cambios de la economía, revisamos la bolsa de valores para ver como va la economía y cómo nos afecta… ¿Puede Ud controlar la economía?, cierto que no, pero sí tiene el control sobre Ud ¿Porqué?!!!!...
Nuestros matrimonios son frágiles. Nuestras relaciones son cosas frágiles y de vez en cuando el Señor permite que pasemos por una crisis. Y hermanos, no estoy celebrando la crisis en su vida, todo lo contrario, yo estoy diciendo esto: el que nosotros nos demos cuenta que no tenemos control, que nosotros nos demos cuenta que hay algo que ha acontecido en nuestra vida que tal vez no lo hemos pedido, o lo hemos tratado de evitar con todo lo que sabemos, con toda nuestra experiencia, con nuestras mejores intenciones, y aún así nuestra vida ha sido torcida por algo que de momento ha tomado control de tu realidad y por un momento tu estás dispuesto a hacerle caso a Jesús y tal vez obedecer las locuras que el Señor te pide. Él te dice: ¡¡¡¡Ahora confía en mí!!!, nada más que en mí y solamente en mí…
El Señor te dice “Ahora entrégame tu vida. Ahora permíteme intervenir en tu vida”. Y eso es lo que quiere Dios contigo. Y Pedro sin nada que perder le dice, Señor, sabe, esto es contrario a todo lo que yo sé, todo lo que yo conozco, toda mi experiencia, yo conozco este lago como la palma de mi mano, pero si tu lo dices. Tal vez lo hizo para complacer a Jesús. Tal vez lo hizo con sus dudas, pero lo hizo, lo hizo.
Y hermanos, al fin y al cabo esa es la fe. Toda la fe es así. El tomar al Señor, a su Palabra y hacerle caso aún cuando no tiene sentido, hacerle caso aún cuando es una locura, cuando uno confronta la Palabra de Dios lo mide contra su vida y dice, esto no concuerda con esto en el nombre de Jesús echaré la red, en el nombre de Jesús lo voy a probar.
Y entonces,
“.... y habiendo hecho esto encerraron gran cantidad de peces y ¿qué paso, mis hermanos? Su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca que viniesen a ayudarlos y dicen que tuvieron muchos que ayudarle con la pesca y viendo esto, Simón Pedro cayó de rodillas ante Jesús diciendo, apártate de mí Señor, porque soy hombre pecador, porque por la pesca que había hecho el temor se había apoderado de él y de todos los que estaban con él...”
¿Qué es lo que está aconteciendo aquí? Pedro había visto a Jesús sanar enfermos, y esto no lo llevó a sus rodillas. Pedro había visto a Jesús tal vez hacer que paralíticos se pongan de pie, esto no lo trajo a sus rodillas. Pedro había oído a Jesús predicar, esto no lo hizo caer en sus rodillas. Pedro había sido testigo de que Jesús echara fuera demonios, en su propia casa, sanando a su propia suegra, todavía no había caído de rodillas. Después de esta pesca Pedro cae de rodillas y dice, tu eres mi Señor. ¿Saben por qué? el Señor sabe la crisis que provocará que finalmente los puede hacer caer de rodillas, y eso es bueno, eso es bueno.
Y hermanos, no es que el Señor sea sádico y nos quiera afligir, pero ¿sabe lo que quiere hacer el Señor? él nos quiere llevar al punto en que digamos, Señor, yo me entrego a tu gracia. Tu eres el Señor y yo ni siquiera merezco estar delante de tu presencia. Señor, pido tu favor, pido tu intervención haz algo en mi vida. Una puerta abierta.
Y el Señor, ¿sabes lo que quiere el Señor contigo? ¿Por qué el Señor nos lleva a este punto? ¿Por qué es que el Señor nos lleva a tener situaciones que no podemos resolver sin él? ¿Por qué es que el Señor permite caos que no podemos confrontar sin él? ¿Sabes por qué? Porque él tiene un plan para tu vida mucho más allá de tu crisis. La agenda de Dios es poderosa, el Señor se acerca a Pedro y le dice:
“.. no temas, desde ahora serás pescador de hombres y cuando trajeron a la tierra las barcas, dejándolo todo le siguieron...”
Hermanos, tu que estás decidiendo, bueno, yo he oído la palabra de Dios pero yo sé que en el momento que yo venga al Señor algo va a cambiar. Sabe, no es que usted dude del poder de Dios, usted conoce y reconoce muy bien que Dios tiene el poder de cambiar su vida y eso es lo que tal vez usted teme. Usted teme lo que Dios puede hacer en su vida. Usted teme que Dios sea el jefe de su vida. Usted teme que el Señor haga las decisiones por ti. Usted teme perder la independencia. Tal vez usted teme porque no sabe lo que Dios va a hacer con usted, dónde Dios te va a llevar, qué es lo que tal vez tengas que dejar, qué es lo que tal vez tengas que sacrificar.
Si ese eres tu esta mañana, yo te puede garantizar que algo grande, mucho más grande que lo que has venido haciendo hasta hoy tiene Dios para ti, algo más grande que la vida normal tiene Dios para ti, algo más grande que la vida de la cual tu estás acostumbrado tiene Dios para ti. Dios te quiere hacer no meramente un pescador cualquiera, sino un pescador de hombres.
El mismo Pedro, el mismo carácter, el hombre tenía que tener un carácter para ser jefe de los hijos de Sebedeo, algo tenía que tener, algún liderazgo tenía él. Jesús vio todo eso en él y le dijo: “Sabes, si tu confías en mí yo puedo tomar tu vida, tu ADN, aún tus fracasos, aún las cosas de la cual tal vez ahora tu consideras una tragedia o un fracaso, yo puedo tomar esas cosas y a la luz de mi poder, magnificarlas mil veces y hacer algo glorioso a través de tu vida”.
No importa cuál sea tu profesión, oficio, trabajo o quehacer, el Señor quiere hacer de ti un verdadero “Seguidor”, ya no más un religioso que le pide al Señor lo que tú quieres que haga por ti, sino más bien un Discípulo que vive según el Espíritu bajo la voluntad del Señor, haciendo todo lo que él te manda que hagas…
Tal vez tu has estado pensando esto por mucho tiempo y Dios ha estado trabajando en tu vida por mucho tiempo. Tal vez no estarías aquí si algo grande, algún caos, alguna crisis se hubiese provocado en tu vida y yo te tengo noticias: Dios puede resolver eso en un momento porque él es el que tiene el control de tu vida. Saben me encanta que el Señor una y otra vez le muestra esto a Pedro, no solamente a través de la pesca, sino a través de varios sucesos, él Señor le dice Pedro no te olvides yo soy jefe de este mar. En medio de una tormenta hace callar al mar y el mar le obedece. ¿Quién es entonces el Jefe de este lago?
En otra ocasión el Señor toma un atajo y en vez de tomar el barco decide caminar sobre el lago. Pedro quiere probar… Ven Pedro, camina conmigo, le dice Jesús y Pedro obedece, pero su fe tambalea y comienza a hundirse, pero ahí está el jefe del mar nuevamente y lo toma de la mano para levantarlo…
Sabes, esa situación o problema que parece que te va a hundir, es nada más el Señor demostrándote, que al seguirlo con fe puedes caminar sobre la dificultad.
El Señor te dice en esta mañana: Yo soy el jefe de tu salud, yo soy el jefe de tu economía, yo soy el jefe de tu futuro, yo soy el jefe de tus sueños académicos, yo soy el jefe de tu matrimonio, yo soy el jefe de tu esposa, de tu esposo, yo soy el jefe de tus hijos. Yo soy el jefe. Yo soy el rey sobre todo y quiero gobernar tu vida.
Estas dispuesto a dejar la barca, estas dispuesto a dejar tu manera de pensar, estas dispuesto a dejar tu forma de seguir a Cristo y ser un verdadero seguidor.
¿Quieres seguir a Cristo?…
Iglesia Gloria de Dios, Peñalolén, Santiago
Pr. Marco Antonio Orellana G.
Domingo 14 de Diciembre de 2008
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